Memorias del corazón de una madre

Mis sueños...
Estas son mis memorias, trascienden desde una perspectiva tridimensional, hay momentos en que solo personifico mi existencia a través de diferentes energías, encuentro en mi paso, muchas puertas abiertas, es difícil escoger una  porque todas son iguales. Se habla de las enfermedades genéticas, congénitas y diversos términos científicos para darle un nombre a lo que es, o lo que creen... Que triste es ver a un ser que nace de ti en experimentos constantes con el objetivo de que pueda sobrevivir un tiempo prudente, según el diagnóstico. Me pregunto a mí misma, hay mucho más allá de mi existencia, si yo puedo ver y sentir lo que permanece en blanco, libro sin redacción y un abismo profundo. Cuando creo haber entendido, lo succiona la creencia terrenal, allí vuelvo a perder el control, me pierdo en un desbalance donde solo trato de sostenerme con el cielo. Te has puesto a pensar porque existimos, has leído la biblia, has buscado apoyo en la iglesia o en un ser querido. La batalla es grande en este mundo sin consideración. Pero como desde arriba llego un niño hermoso que pidió posada, los ángeles le dijeron al Señor que Antony necesitaría mucho amor, paciencia y comprensión; evaluaron una lista extensa y narraron que los progresos serian  lentos, sus logros apenas se verían que había que cuidarlo extra, que su mente estaría alejada de la realidad de muchas maneras, que no se iba a adaptar, lo que quiere Dios es que la vida de él transcurriera en paz. De primera intención no sabia la gran tarea que me esperaba, confiaba en que la Providencia estaría siempre conmigo y no me abandonaría. Es la gran esperanza, en él creo y con él camino. Antony Yanidel te amo desde el día que supe de tu existencia, no necesitas hablar porque soy tu voz, no necesitas escuchar porque soy tus oídos, no necesitas ver porque soy tu vista, no necesitas caminar porque guío tus pasos, pero lo que no puedo hacer por tí es tener tu corazón, me queda grande.

Solo existen tus obras y la buena voluntad que tengas con tus semejantes, solo pide fortaleza, porque conformidad no la tendremos jamás. Cuando miro sus ojos, su sonrisa llena de alegría, me da más fuerza para luchar con lo que puedo ver y con lo que no, lo dejo porque en su momento lo podre ver, me desinfecto de las plagas que llegan apedreando mi fe, azotando mi escudo. Vive cada milésimo de segundo como si fuera el último día, no te adelantes porque puedes perder lo más apreciado, el amor y la misericordia. Trabaja para lograr el doctorado, tengo el título menor en sufrimiento, magna cum laude en la fe, la tesis de mi doctorado, tener fe en lo que no ves y continua mi historia.

Gracias hijo que me enseñaste a sufrir con voluntad, a creer en las revelaciones del Padre, aprendí a leer mensajes desde el cielo, la sabiduría de esperar y ser conforme con las decisiones aunque me duelan. Cada lágrima que he derramado, es esperanza que pasara mañana, no lo sé, siempre te contare que me paso hoy... Este es mi papel protagónico, la única diferencia es que mi telón nunca baja, el escenario es siempre el mismo.
Los quiero, Yoly


"Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él". - Madre Teresa de Calcuta -

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